Luz para las personas

Neuroarquitectura: espacios que mejoran el bienestar

26/04/24
La integración de la luz en la neuroarquitectura no es solo una cuestión de diseño, sino una necesidad que impacta incluso a la salud pública.

La neuroarquitectura es un campo emergente que combina los principios de la neurociencia con el diseño arquitectónico para explorar cómo los espacios físicos influyen en el comportamiento humano, las emociones y la cognición. Además de crear espacios funcionales y agradables, este enfoque también busca optimizar el bienestar psicológico y físico de quienes los habitan.

Un componente fundamental en este campo es la luz, que afecta directamente la forma en que percibimos y experimentamos los espacios. Investigaciones recientes indican que la luz natural puede aumentar la productividad en un 40 % y mejorar el estado de ánimo y la salud general de los individuos. Además, estudios muestran que la exposición adecuada a la luz natural durante el día puede mejorar la calidad del sueño en hasta un 50 % al sincronizar los ritmos circadianos.

La percepción del espacio construido se ve enormemente influenciada por la luz que estimula la retina. La luz informa no solo la apariencia física de los espacios, sino que también juega un papel crucial en cómo estos espacios son procesados cognitivamente por el cerebro. Esto incluye la formación de mapas neuronales que afectan nuestra capacidad para navegar y funcionar dentro de estos entornos.

Construlita - Neuroarquitectura

Dado que los seres humanos pasamos aproximadamente el 90 % del tiempo en espacios interiores, la iluminación artificial es fundamental para la neuroarquitectura. Además de cumplir con los requisitos básicos de visibilidad, la iluminación debe emular los patrones de la luz natural para mantener los ciclos biológicos internos alineados, lo que a su vez podría reducir el riesgo de trastornos como la depresión estacional o la fatiga visual.

El diseño consciente de la iluminación implica ajustar la intensidad, el color y la distribución de la luz a lo largo del día para apoyar los ritmos naturales del cuerpo. Por ejemplo, la implementación de sistemas de iluminación dinámica que imitan el comportamiento de la luz natural desde el amanecer hasta el anochecer puede mejorar significativamente la concentración y la eficiencia energética, además de reducir el consumo de energía en hasta un 70 % en comparación con los sistemas de iluminación estáticos.

La integración de la luz en la neuroarquitectura no es solo una cuestión de diseño, sino una necesidad que impacta incluso a la salud pública. Al entender y aplicar los principios de cómo la luz afecta el cerebro y el comportamiento, la comunidad de profesionales de la arquitectura y el diseño puede desarrollar enfoques más saludables orientados a producir bienestar y evitar la cronodisrupción. Este enfoque holístico vincula la iluminación y el diseño de espacios para mejorar la habitabilidad de los espacios, priorizar la salud de las personas y encontrar el verdadero sentido de la luz.

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