La invención de la luz eléctrica trajo consigo una modificación en las dinámicas sociales que ha impactado a comunidades enteras, puesto que la luz nos permite desarrollar nuestras actividades cotidianas sin importar la hora del día. Los espacios comunes, al ser modificados por la luz, ofrecen un potencial transformador con la capacidad de generar cambios sociales.
El diseño de iluminación, al surgir de otras disciplinas, se convierte en una especialidad de la arquitectura que incorpora experiencia visual en todo proyecto y cuya importancia es un factor fundamental para que las personas disfruten de vivir un espacio.
Es importante establecer que podemos entender la luz como un lenguaje, esto nos permitirá comprender la estructura y funcionamiento de un espacio, ya que desde una perspectiva formal, podemos ver a la luz como un discurso compositivo.
A través del tiempo, importantes diseñadores han tratado de comprender el potencial de la luz en los espacios. Uno de ellos es Richard Kelly, que en su teoría nos brinda la posibilidad de estructurar la forma en que entendemos la luz. En su análisis integró los siguientes conceptos:
Integrar estos conceptos en el proceso de diseño ayuda a entender las necesidades del sitio y responder a una propuesta apropiada para cubrir las mismas. La teoría de Sage Russell establece la implementación de cinco aspectos en el proceso compositivo:
Implementar estas teorías dentro del diseño de iluminación ayuda a generar un diálogo con la arquitectura, para obtener un complemento armónico que creará un recorrido en el proyecto e indicará a las personas cómo dirigirse en el espacio.
De acuerdo con la teoría de las oficinas de Juan C. Baumgartner, para mejorar los espacios de oficinas es de suma importancia deshacerse del modelo convencional, que implica una distribución generalizada sin tomar en cuenta las diferentes necesidades laborales. Es primordial priorizar que los entornos en los que trabajamos sean repensados, brindando una humanización de los espacios.
Un diseño que no responde a las necesidades de las personas puede generar repercusiones tanto en el rendimiento de la empresa como en la salud de los trabajadores. La solución está en impulsar el trabajo en equipo, regresar al origen y ver los espacios de oficinas como la generación de una tribu. Lo anterior puede lograrse por medio del fomento al trabajo colaborativo junto al diseño arquitectónico y de iluminación en la medida en que se favorezca la creación de entornos guiados por la luz que promuevan los valores corporativos y ayuden a las personas a apropiarse de cada lugar de la manera más positiva posible.
Espacios colaborativos en oficinas.
En las oficinas debe florecer la creatividad humana, por lo tanto, es importante que el diseño también sea flexible e inspire a desarrollar cada jornada. Lo anterior es posible gracias a la dualidad del diseño arquitectónico y de iluminación, además, puede servir como una estrategia para provocar un sentido de comunidad y empatía.
El espacio puede contribuir a sanarnos emocionalmente y a relacionarnos mejor con los demás. Las oficinas no son la excepción: por medio de espacios equilibrados se pueden desarrollar actividades sociales y privadas que fomenten una mejora continua. Con estas consideraciones podemos construir los espacios de trabajo del presente y proyectar los del futuro, en donde se pueda vivir mejor cada uno de los procesos de la vida laboral a través de la luz.
Espacios colaborativos en oficinas.
Grupo Construlita
Por: Oswaldo Sandoval
Academia de Diseño de Iluminación
oswaldo.sandoval@grupoconstrulita.com
Edith Vidal
Centro de Diseño de Iluminación
edith.vidal@grupoconstrulita.com
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Referencias
Baumgartner, J. C. (2022). Office as a tribe: sobre el futuro (más humano) de las oficinas. CDMX: Arkhé Ediciones.
Kelly, R. (1952). College Art Journal. EE. UU.: College Art Association.
Sage, R. (2012). The Architecture of Light (Segunda Edición ed.). San Francisco: Conceptline.